Quizás
nos resulte curioso escuchar el término “una
escuela viva”, que es todo lo contrario a un colegio o un aula que no está
pintada de gris, donde se enseñan asignaturas y disciplina, una metodología
donde predomina la memoria y lo más importante es una nota final.
Pero, si
en vez de este tipo de escuela hubiera una en la que se enseña y se aprende de
manera libre, es decir, un lugar donde no hay barreras ni subdivisiones por
edad y clase, en la que se realizan un sinfín de actividades, tanto cognitivas
como manuales y psicomotrices.
En el
Roure, Cataluña, podemos encontrar este tipo de escuela, y el sociólogo Antonio
Laforgina ha elaborado un documental grabado durante tres años donde ha
recogido el crecimiento de los niños con el paso del tiempo y ha podido
observar cómo es posible enseñar y aprender a través de un modelo que pretende “reexaminar y a redescubrir el sentido mismo
de la vida y de estar en el mundo”. Además, las familias tienen un papel
fundamental en la educación de sus hijos y participan en los diferentes
talleres que permiten que los niños y las niñas desarrollen diversas áreas:
intelectual, emocional, físico, etc.
Por
último, destacar que el Roure sigue los principios de un proyecto educativo que
surgió en Barcelona hace unos 18 años, “La
Casita”.
A
continuación, mostramos el tráiler de este impresionante documental:
